sábado, 13 de mayo de 2017

EL DISCURSO DE ODIO Y LAS REDES SOCIALES





10 de novembre, 2014 
En medio de la crisis más grande de los derechos civiles en la historia de Estados Unidos, Martin Luther King, Jr. pronunció, el 28 de agosto de 1963, un discurso memorable.
A los pies del monumento a Abraham Lincoln en Washington, DC, ante más de 200 mil personas, sentenció: 
“Debemos evitar cometer actos injustos en el proceso de obtener el lugar que por derecho nos corresponde. 
No busquemos satisfacer nuestra sed de libertad bebiendo de la copa de la amargura y el odio.
Debemos conducir para siempre nuestra lucha por el camino elevado de la dignidad y la disciplina. 
No debemos permitir que nuestra protesta creativa degenere en violencia física. 
Una y otra vez debemos elevarnos a las majestuosas alturas donde se encuentre la fuerza física con la fuerza del alma”.
El líder sureño conocía los efectos perniciosos del discurso de odio, hate speech en inglés, en la comunidad afroamericana. 
Desde esa época hasta la fecha, esta perversión de la libertad de expresión busca desacreditar a una persona o grupo sobre la base de algunas características como la raza, género, etnia, nacionalidad, religión o incluso la orientación sexual.
Las palabras del carismático líder se aplican como nunca al entorno en el que estamos viviendo. 
Los tiempos del autoritarismo se quedaron en el siglo XX, abriendo a las nuevas generaciones una luz de esperanza para el nuevo siglo. 
La alternancia lograda en el año 2000 y la consolidación de la democracia en el país se acompañó también de la explosión de un discurso rebelde y libertario en las redes sociales.
Por desgracia, la libertad de expresión que conlleva el uso del Internet se embriagó, como diría Luther King, Jr., de muchas copas de amargura y odio que impiden a la gente sostener intercambios maduros y tolerantes. 
Las descalificaciones urbe et orbi y el desprecio por las ideas de los demás son permanentes nublando los alcances del ejercicio de esta libertad y construyendo una atmósfera poco propicia para disentir.
Como lo ha señalado el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred), el discurso de odio en las redes sociales se ha convertido en algo ordinario
La violencia y la discriminación en Internet son evolución de este fenómeno en la vida cotidiana, en el que niñ@s, mujeres y jóvenes son las principales víctimas, ya que se encuentran expuestos las 24 horas del día.
De acuerdo con el Conapred, a diario se difunden en las redes sociales entre 15 mil y 20 mil mensajes de odio por razones de género, racismo y orientación sexual. Mediante una novedosa aplicación conectada a Twitter en tiempo real, los hashtags discriminatorios más frecuentes al día son: puto, joto, naco, indio, güila, zorra y puta; esta última palabra ha llegado a tener hasta 20 mil menciones.
Estos datos deberían ser estudiados con detalle ante el crecimiento exponencial de las redes sociales. 
Basta recordar que en México hay aproximadamente 46 millones de internautas y que 43% de ellos son personas de entre seis y 16 años. 
L@s jóvenes que hoy navegan muchas horas del día por Internet serán l@s ciudadan@s de los próximos años. 
Si su cultura de debate e intercambio de ideas nace desde un lenguaje discriminatorio, no debería sorprendernos que como adultos profundicen y reproduzcan los patrones que aprendieron desde su más tierna edad.
BALANCE
La salud de una democracia depende, en gran medida, de la calidad de la formación cívica de quienes participan en los procesos electorales. 
A pesar de grandes esfuerzos, nuestro sistema político no ha logrado incorporar a las nuevas generaciones al proceso de toma de decisiones, del que se sienten ajenos y extraños.
Un discurso radical y antisistémico se ha venido profundizando en las redes sociales, erradicando en muchas ocasiones la posibilidad de sostener debates informados en el marco del respeto y la tolerancia que le dan sustento a una cultura amplia de los derechos humanos. 
En lugar de encontrar en el ciberespacio una nueva forma de manifestar ideas y críticas razonadas, el discurso de odio va ganando espacios en beneficio de una visión de demérito a las opiniones diferentes. 
Esa ruta es equivocada. 
En todo caso sólo nos lleva a la descalificación y al desprecio a los demás.
(Tomado de Excelsior)

Autor: 

Francisco Guerrero Aguirre

Año: 

2 014


OOOOOOOOOOOOO

Diario ,  de España

Odio en las redes

Es increíble la espiral de odio que puede desatar en las redes sociales una cuestión cualquiera, dejando al descubierto los instintos más oscuros del corazón humano. 

Normalmente, el origen está en la política (sobre todo, en los políticos), pero estos días he leído con estupefacción en un grupo de discusión de Facebook las expresiones siguientes: “Lobo vivo, cazador muerto”, “¿Algún día veremos a un cazador colgado de un poste?” o “Putos pastores, muertos os quiero”. 
Además, había insultos, descalificaciones, y expresiones de odio a diestro y siniestro, sin justificación ni razonamiento alguno, en casi todas las intervenciones. 

Muchos hemos escuchado a nuestros mayores contar las atrocidades cometidas en uno y otro bando durante y después de la Guerra Civil, echándonos las manos a la cabeza en señal de repudio e incredulidad. 
Pero no hemos cambiado ni progresado nada. 
Si en tiempos de paz hay gente que exterioriza semejante odio por una cuestión menor, 
¿de qué no serían capaces en tiempos convulsos? 
No es algo banal. 
Una cosa es la libertad de expresión y otra desear la muerte a un colectivo. 
Hay cosas que no se pueden consentir.

— Antonio Fernández Aguirre. Santander.
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El discurso del odio en las redes sociales

Por @cdperiodismo
Publicado el 22 de febrero del 2017

Según estudios científicos, tenemos  60.000 pensamientos al día. 
Hasta hace unos años teníamos que conformarnos con compartir algunos de ellos con familiares y amigos y la cosa quedaban en la privacidad de alguna casa. Por suerte para nuestros parientes, en 2004 llegaron las plataformas sociales y consigo trajeron lo que parecía imposible:
la materialización de los pensamientos.

 No es casualidad que Facebook parta de la pregunta ¿qué estás pensando ahora? que impulsa al usuario a compartir opiniones, imágenes e información personal. 
Sin embargo, hay algo que Mark Zuckerberg no tuvo en cuenta: de esos 60 mil pensamientos diarios, la mayoría son negativos ¿será ésta la razón del odio que predomina en las redes sociales?
Insultar a las personas y marcas en las redes es más fácil que mascar chicle. 
No caben dudas que el anonimato es una de las razones por la que muchos usuarios expresan odio, mentiras y usan la maravillosa libertad de internet para violar algunos (muchos) derechos. 
Por otro lado, el hecho de que no existan consecuencias para los usuarios violentos, transforman las redes en una batalla campal que debemos soportar (o no) día a día.
Twitter, la acusada de fomentar el odio

Twitter es la plataforma que más usa ISIS para reclutar seguidores y potenciales atacantes, aunque también han usado YouTube y Facebook. 
El Estado Islámico llegó a tener bajo su control entre 35.000 y 75.000 cuentas para distribuir sus vídeos propagandísticos. 
Es que la red social del pajarito es la más acusada de fomentar el odio. 
Pareciera que en la plataforma de microblogging tuviéramos vía libre para descargarnos y expulsar toda nuestra ira, como si todo estuviera permitido ¿será por eso que no logra salir de los 400 millones de usuarios?
En comparación al resto de las plataformas más conocidas, Twitter es la que menos usuarios ha incrementado los últimos años. 
Tal vez todo se deba a que la preferida de los trolls y donde habita la violencia digital. 
Desde mediados de 2015 hasta 2016 se han suspendido más de 125 mil cuentas por amenazar o promover actos terroristas, principalmente relacionados con Estado islámico.

Twitter es una empresa de Estados Unidos, allí está prohibida cualquier ley que reduzca la libertad de expresión, incluso cuando ésta sea usada para expresar algo inaceptable socialmente, dicho en otras palabras: el discurso del odio está protegido por la propia Constitución de Estados Unidos. 
La plataforma de microblogging, al igual que todas las redes sociales de allá, es considerada un medio, no un gestor de contenido. 
Esto significa que Twitter no tiene ninguna responsabilidad sobre lo que sus usuarios publican, al contrario que en España donde un medio sí tiene responsabilidad ¿qué pasa con Argentina?  Hay una responsabilidad subjetiva, es decir, los culpables no son las plataformas, sino los usuarios que suben el contenido.
Habla pésimo y tendrás poder
En tiempos de internet, el comentario rebelde se vende como pan caliente. 
Insultar o criticar personas y marcas te da notoriedad. 
Es que los mensajes negativos suelen virilizarse mucho más rápido que cualquier otro tipo contenido. Es el cebo perfecto para cualquier paparazzi o periodista, o simplemente para hacerse notar en la comunidad.
La rebeldía digital la practican todos los sectores, incluido, gobiernos, profesionales, periodistas. 
Los mismos gobiernos que crean leyes para combatir el grooming o el ciberbullying son los que, desde la oscuridad de Internet, operan con ejércitos de trolls. 
Funcionarios que deben velar por los derechos humanos, utilizan las redes para ejercer violencia. 
Sociedades que arman marchas en contra de la violencia de género son las mismas que se unen para hostigar a una mujer y hacer de los insultos un Trending Topic por cinco días consecutivos, como fue el caso de Vanucci ¿hipocresía digital?



 TOMADO DE
http://www.ventanapolitica.cu
Diario El Pais de España
http://www.clasesdeperiodis
EN: Facebook//Libertad Bermeja
EN: Twitter@ victoriaoysocialista  

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